William Lilly es otro de mis astrólogos favoritos. Vivió un momento fascinante de la historia de Inglaterra. El reinado y posterior derrocamiento del rey Carlos, la guerra civil, el gobierno republicano de Cromwell, la Restauración, la peste y el incendio de Londres. Hechos todos ellos bien relatados por otro coétano suyo, Samuel Pepys, en su célebre diario. Una época que siempre me apasionó.
Te contaré una historia sobre Lilly. En cierta ocasión, alguien entró a robar en su casa, llevándose varios objetos de valor. Lilly no lo dudó. Conociendo la hora en que se había producido el robo, levantó una Carta Astral Horaria y, a partir de ella, hizo una descripción minuciosa del ladrón: fisonomía, lugar donde habitaba, etc. Con estos datos, buscó a un sospechoso que correspondía a sus pesquisas astrales. Acudió a las fuerzas del orden y éstas registraron la casa del sospechoso, hallando en ella los objetos robados en casa de Lilly.
De esta historia siempre me sorprendieron dos detalles. Uno, la habilidad de Lilly para descubrir al ladrón con el único auxilio de su arte. Y dos, que la policía de la le época le hiciera caso, no como sucedería ahora, que se reirían de él en su cara (lo que demuestra que el progreso de la humanidad no es siempre rectilíneo).
De Lilly existe un texto delicioso, una carta escrita al estudiante de astrología, que es todo un código ético. El código por el que siempre me he guiado y que recientemente he traducido para ofrecerlo en mi página web.
Merece la pena.