¿Qué significa que un planeta esté “retrógrado”?

A menudo, cuando recibimos información acerca de los movimientos planetarios, podemos leer o escuchar que tal planeta estará retrógrado entre tal y cual fecha. Pero ¿por qué los planetas hacen estos movimientos y qué significan para nosotros?

La palabra “retrógrado” significa que se mueve hacia atrás, en sentido inverso a como lo hace normalmente.

Lo primero que tenemos que saber es que el movimiento retrógrado es sólo una apariencia, puesto que realmente todos los planetas se desplazan de manera directa a través de sus órbitas.

Para explicarlo de un modo sencillo, la percepción de que un planeta se mueve “hacia atrás” surge a partir de las diferentes velocidades de los cuerpos con respecto a la Tierra en un sistema donde todos giramos alrededor del Sol. Desde nuestra perspectiva, constantemente estamos adelantando o somos adelantados por otros cuerpos, lo que nos da la sensación de que se mueven hacia delante, reducen su velocidad, se detienen, y caminan hacia atrás. Posteriormente, se produce un nuevo frenazo y el planeta retorna a su movimiento normal hacia delante.

Cuando un planeta frena en el cielo, decimos que está “estacionario”, y el punto donde se produce esta estación, se convierte en un lugar sensible que puede activar alguno de nuestros planetas natales ubicados en las proximidades. Por eso (y por otros motivos), notamos algunos movimientos retrógrados con más fuerza que otros.

Cualquier planeta astrológico puede moverse en modo retrógrado, excepto los dos luminares: el Sol y la Luna. Esto se debe a que con ellos estamos ante un movimiento más simple, nos movemos en torno al Sol y la Luna se mueve en torno a nosotros. Pero el Sol y la Luna también crean puntos sensibles en el cielo, a través de los eclipses.

El ciclo retrogrado es bastante complejo de analizar, y además es diferente cuando hablamos de planetas inferiores (Mercurio y Venus), o planetas superiores (a partir de Marte). Pero aquí resumiré algunas ideas acerca del simbolismo general de estos ciclos y cómo nos afectan.

Los planetas retrógrados manifiestan un simbolismo algo diferente al que nos muestran en su movimiento directo habitual. En la antigüedad eran considerados nefastos, aunque hoy en día tenemos una visión algo diferente de los mismos.

La realidad es que la energía de los planetas retrógrados nos enfrenta a nuestro mundo interior de un modo que no podemos soslayar. Por este motivo, cuando estos cuerpos se están moviendo de un modo inverso en el cielo, su mensaje nos invita a mirar nuestro mundo interior, más que centrarnos en realizaciones externas. Todo aquello que es regido por el planeta se vuelve más lento, pero por el mismo motivo, más deliberado.

Ciertamente, en el mundo antiguo, el territorio de los planetas retrógrados era el de lo negativo. Algo de eso persiste hoy en día en el pensamiento astrológico, cuando algunas personas dicen que tal temporada será aciaga porque Mercurio anda retrógrado, etcétera.

En un plano más creativo, la energía de los retrógrados nos ayuda a reconsiderar la energía planetaria, a darle otra visión. En los períodos en que un planeta retrocede en los cielos, podemos usar su energía de un modo diferente, hacernos más conscientes de ella, aprender a incorporarla en nuestra vida. Estos ciclos son realmente una bendición, si se saben aprovechar correctamente.

¿Cómo podemos aprovechar el simbolismo de cada planeta en retrógrado? Aquí van algunas sugerencias:

Mercurio: Tiempo para re-pensar y re-considerar; para hacer planes que no tendrán un efecto inmediato; para valorar la manera en que nos comunicamos; para buscar nuevas formas de movernos, de alcanzar aquello que está lejos.

Venus: Un ciclo para entender en qué basamos nuestra autoestima; valorar las relaciones; reconsiderar la forma en que experimentamos el placer y la relación con el propio cuerpo; para armonizar con las mujeres o la energía femenina.

Marte: Tiempo para reconocer aquello que nos irrita o nos pone a la defensiva; para liberarnos de frustraciones; para desarrollar más paciencia; para armonizar con los hombres o la energía masculina.

Júpiter: Ciclo donde reconocemos qué nos impide crecer; buscar nuevos horizontes; momento para reconsiderar ideas o creencias; pensamiento profundo; desarrollo personal.

Saturno: Una etapa para analizar cuáles son los límites que hemos aceptado; para poner límites donde sea necesario; para asentar proyectos en la realidad material; para armonizarnos con personas de mayor edad.

Urano: Un ciclo para reconocer qué cambios son necesarios; abrirnos a nuevas ideas, a nuevas personas; perder el miedo a las novedades; nuevos planes; reconocer la parte más sana de la rebeldía.

Neptuno: Momento para trabajar la creatividad y la intuición; para reconsiderar ideas y emociones en torno al amor; para analizar nuestros sueños y visiones.

Plutón: Época de pensamiento profundo; momento para deshacernos de hábitos negativos o adicciones de cualquier tipo; para analizar la manera en que ejercemos o sufrimos el poder; para finalizar relaciones e incluso para cambiar de vida.

Quirón: Un ciclo para reconocer heridas no sanadas; para buscar al maestro o al sanador, dentro o fuera de nosotros.

Así que más que quejarnos de que los planetas estén retrógrados (algo que no se puede evitar), aprendamos mejor a usar su energía en nuestro provecho. Está en nuestras manos.