Anotación

(Vuelvo a casa en tren desde un lugar cualquiera de Castilla y León. El sol se oculta con pereza en algún punto de esa llanura eterna. Bajo un cielo sobrenatural, debajo de esas nubes que tanto significan para mí, pienso en las almas que he conocido, las que he encontrado en mi camino, las que ya no están. Pienso en todo aquello de lo que me estoy liberando, también en lo que ahora abrazo. Entre gente desconocida, entre almas que no conozco, pero a las que me une el destino de viajar juntos en una tarde cualquiera, no puedo evitar emocionarme. Lo que busco está allá, al final de la vía que me conduce de regreso. Pero el final de la vía no es sino el comienzo de un nuevo viaje. Toda la vida enredado en el dolor: propio y ajeno. ¿Dónde comienza la vía de la felicidad? La realidad infinita me contesta con una sola voz: la felicidad está aquí, ya la tocas con los dedos.)