Nómadas 8 – La Rosa Secreta

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Pocas flores tienen el aura mística de la Rosa. Desde siempre y para siempre, la rosa es un símbolo de infinita complejidad. Un círculo concéntrico que se abre y se cierra sobre sí mismo. Una espiral de significados.

La rosa inspiró por igual a los poetas y a los místicos. La rosa es el símbolo del Loco vagabundo que da inicio a los 22 naipes mayores del Tarot.

En los márgenes de la realidad y en el centro de los jardines. En la luz de la las catedrales y en el rezo de los creyentes. En los rincones secretos del corazón. En el fuego de los amantes. En todos esos lugares y experiencias, en todos, como dice el antiguo cantar de los judíos sefardíes, la rosa enflorece.

Acompáñame en este capítulo de Nómadas a través del simbolismo de la rosa. Porque esta flor tiene un mensaje para todos nosotros, un mensaje que nos transporta a ciertos estados del alma, a ciertas pulsiones del corazón que merece la pena disfrutar. Ahora más que nunca.

A la Rosa Secreta

Remota, secretísima e inviolada Rosa,
abrázame en mi hora de las horas;
allí donde habitan
cuantos te buscaron en el Santo Sepulcro,
o en el tonel de vino,
más allá de la agitación y el tumulto de derrotados sueños,
allí donde,
cerrados casi sus pálidos párpados,
vencidos por el sueño,
los hombres han dado nombre a la belleza.
Tus grandes hojas ocultan las antiguas barbas,
los yelmos de oro y rubíes de los Magos coronados;
y a aquel cuyos ojos vieron las Taladradas Manos
y el añoso Leño alzarse en las brumas druidas,
haciendo palidecer las antorchas;
hasta que un vano frenesí le arrebató y murió;
y a aquel otro que encontró a Fand caminando sobre llameante rocío
en una costa gris que nunca azotó el viento,
y perdió al mundo y a Emer
por un beso;
y a aquel que expulsó a los dioses de sus lares,
y cien veces estalló roja la aurora mientras lo festejaba,
llorando sobre los túmulos de sus muertos;
y al rey orgulloso y soñador que desechó corona y desventura,
y seguido de su bardo y su bufón
marchó a vivir entre ebrios vagabundos al corazón del bosque;
y a aquel que vendió aperos, casas y bienes,
e innumerables años buscó por tierras y por islas,
hasta encontrar,
entre risas y lágrimas,
una mujer de tan resplandeciente belleza
que los hombres trillaban el grano a medianoche
por un mechón de sus cabellos,
un pequeño mechón robado.
También yo espero la hora
de tu gran vendaval de amor y odio.
¿Cuándo se extinguirán en el cielo las estrellas,
como chispas que brotan del yunque y que se apagan?
¿Acaso no ha sonado ya tu hora?
¿No sopla ya tu huracanado viento,
remota, secretísima e inviolada Rosa?

- W. B Yeats

Músicas:

Värttinä – Oi dai

Bosques de mi Mente – Un rayo de luz entró por la ventana y por un instante me encontré en paz conmigo mismo

Black Hill – Chilren of the snow

Therese Schroeder-Sheker – Rosa Mystica

Peter Rudenko – Inhale

Gregoire Lourme – Beatiful Emotions

Back Hill – Song of the coldness

Gregoire Lourme – Rain

Octavio Déniz – En el principio

Clannad – Chuaigh mé ‘na Rosann