Movimiento

¿Qué puedes esperar después de haber participado en un trabajo de sanación? Por un tiempo todo se mueve, todo está en el aire, todo es inestable.

Es preciso aceptarlo así.

El aparente orden en que vivimos no es otra cosa que una solidificación de hábitos coagulados por el miedo. El tren está parado en la estación. Y esa calma nos parece el estado natural del alma.

Pero en lo profundo crece siempre la semilla de la insatisfacción: el tren no está hecho para permanecer detenido junto al andén. Está hecho para avanzar.

Es el dolor lo que nos mueve a buscar una solución. Pero el proceso de resolver el conflicto implica muchas veces que el tren, antes de ponerse en funcionamiento, haga maniobras: que deje vagones y enganche otros nuevos. Quizá sea necesario un cambio de maquinista o de locomotora.

Este proceso de recolocar, de prepararse puede ser molesto, sin duda a veces lo es, pero es necesario para, por fin, soltar los frenos y empezar a correr de nuevo por la vía.