\»No soy poseedor de una estética. El tiempo me ha enseñado algunas astucias: eludir los sinónimos, que sugieren diferencias imaginarias; eludir hispanismos, argentinismos, arcaísmos y neologismos; preferir las palabras habituales a las palabras asombrosas; intercalar en un relato rasgos circunstanciales; simular pequeñas incertidumbres, ya que si la realidad es precisa la memoria no lo es; narrar los hechos como si no los entendiera del todo.
Estos mandamientos se reducen a dos: Las normas anteriores no son obligatorias y el tiempo se encargará de abolirlas.\»
– J.L. Borges