Una de las consecuencias más positivas de este momento que nos toca vivir, es que cada uno de nosotros se está situando frente a un espejo que nos devuelve la imagen real de lo que ha sido nuestra vida hasta el presente.
Sorprende así ver que hay gente que “se aburre” (pobrecitos, qué pena me dan), mientras que otros empiezan a darse cuenta de que la existencia que estaban llevando era un simulacro, llena de entretenimientos vacíos, o rodeados de relaciones falsas que no funcionaban.
Pero hay que ver siempre la parte buena, y es que estamos ante la oportunidad de hacer un cambio positivo en nuestra forma de vivir. Los tiempos duros forjan el carácter.
Del mismo modo que siempre hay que releer a los clásicos, este es un buen momento para volver a los Maestros, así que hoy quiero compartir contigo la sabiduría de una las grandes.
Angeles Arrien (1940-2014) fue una antropóloga especializada en estudios trans-culturales, es decir, en analizar la narrativa vital que es común a todos los seres humanos en todo tiempo y lugar. Sigue así la estela de otros maestros como Jung, Campbell, etc.
Descendiente de una humilde familia vasca (su padre fue pastor de ovejas en los Pirineos antes de emigrar a Estados Unidos), Angeles Arrien tenía un modo muy sencillo y directo de compartir su conocimiento, una capacidad de comunicación basada en la sabiduría tradicional de diversas culturas del planeta.
Cada persona, nos cuenta, tiene dos compañeros de vida, desde la cuna hasta la tumba. Un compañero es la muerte, y la muerte nos hace una pregunta cada día: ¿Estás usando el gran regalo de la vida correctamente?
El otro compañero es el destino, y el destino nos hace una pregunta cada día: ¿Estás haciendo lo que has venido a hacer aquí?
Porque la especie humana, dice Arrien, está aquí para servir a dos propósitos. El primero es conocer, sentir y expresar el amor. El segundo es aprender a crear, compartir, servir y contribuir al bien común.
Así que cuando alguien experimenta la pérdida de su alma, que en nuestro lenguaje contemporáneo se traduce como: depresión, ansiedad, aburrimiento, desidia, miedo paralizante, desencanto o ira, la fórmula tradicional consiste en acudir a una persona sabia de la comunidad. Esta persona sabia nos formula cuatro preguntas, que son las preguntas que Angeles Arrién nos hace a todos nosotros:
- ¿En qué momento de tu vida dejaste de cantar (o de expresarte con voz alta y clara)?
- ¿En qué momento de tu vida dejaste de bailar (o de mover tu cuerpo)?
- ¿En qué momento de tu vida dejaste de escuchar o de narrar cuentos (o de recapacitar sobre tu propia historia)?
- ¿En qué momento de tu vida dejaste de disfrutar del silencio?
Para quien tenga interés en la obra de Angeles Arrien, este es su libro más conocido: “Las Cuatro Sendas del Chamán”.
Si quieres ver a esta gran dama en acción, esta es una de sus conferencias memorables (en inglés):