2020 es un año que no olvidaremos. Desde la astrología ya venimos advirtiendo hace tiempo que estamos en un cambio de modelo social, en un reinicio del sistema. El mundo que hemos conocido, la globalización, se está rompiendo por todas sus costuras, y ha tenido que venir un organismo microscópico para mostrarnos la realidad que muchos no quieren ver.
Haciendo un análisis de urgencia, creo que hay una correlación entre esta epidemia y el ciclo de Júpiter-Saturno-Plutón que estamos viviendo. El pico de la epidemia en Europa se alcanzará en torno al 5 de abril, y a partir de ahí, irá bajando.
El centro de la epidemia del coronavirus está en el sur de Europa, pero lo más probable es que se mueva hacia el centro y el norte del continente en las próximas semanas, también hacia Norteamérica. Con el inicio del otoño en el hemisferio sur dentro de unos días, el foco se trasladará a África y América del Sur. Allí, estimo que el pico se alcanzará en torno al 30 de junio.
Y quienes no aprendan las lecciones de China, de Italia, o de España ahora, van a sufrir mucho. Esto no es “como una gripe”, ni se puede minimizar. Es una enfermedad para la que no tenemos defensas inmunitarias y que infecta a muchas personas en muy poco tiempo. Basta con que un porcentaje de la población necesite asistencia para colapsar los hospitales, que además tienen que atender otros problemas. No se trata de cuántas personas mate la gripe, como repetían algunos “expertos” para quitar hierro al asunto, se trata de que puede llegar el caso de que alguien muera de una apendicitis porque en ese momento no haya recursos para atenderle. Se trata de que no haya que elegir quién vive y quién muere porque no se pueda atender a todos.
La epidemia ya ha colapsado la sanidad del norte de Italia, la región más rica del país. Madrid está a punto de entrar en esa situación. ¿Alguien piensa que regiones y países con menos recursos van a poder resolver esta situación sin hacer nada?
Este no es el tiempo del miedo, pero sí el tiempo de la responsabilidad individual, de cuidarnos y cuidar a las personas más vulnerables. En España, y pronto en otros países, es el tiempo de estar en casa y reducir la velocidad del contagio.
Ya llegará el momento de hablar de responsabilidades (políticos llamando a participar en manifestaciones y reuniones varias, periodistas minimizando las noticias que llegaban de China o de Italia, colectivos presionando para no suspender festejos). Ya llegará el momento de hablar de aquellos que se van a aprovechar de esta “doctrina del shock” (en China han aprovechado para aumentar las medidas de control social). Esta crisis nos va a servir para abrir los ojos acerca de quiénes nos gobiernan, quiénes opinan sin saber, quiénes ponen el dinero por encima de la salud. Quiénes quieren aprovechar para eliminar “personas mayores o con patologías previas”, como si fueran desechables.
Como dije, este es el año del Despertar, y parece que el despertador, más que sonar, atruena.
También es el momento de pensar en los trabajadores de la sanidad. Las personas que están en primera línea. Los que se ocupan de que haya alimentos o cuidan la seguridad ciudadana. Es el momento de ser cívicos. Y agradecidos.
Es tiempo para leer, para estudiar, para oír música, para ver buen cine en casa. Es tiempo para cuidar las relaciones personales con aquellos que conviven con nosotros. Es tiempo de introspección.
Es tiempo para cuidar del cuerpo y del alma.