¿Cuándo estás realmente de viaje? ¿Cuando sales o cuando has vuelto? Hay una inercia que te acompaña durante un tiempo, como un tren que frena suavemente y que no sabes si ya está detenido o si aún sigue en movimiento. Ya no sé cuándo viajo o cuándo estoy parado en la estación. A veces incluso, no sé dónde estoy. Y me gusta.
Dicen que hay una parte del encéfalo, el hipocampo, que nos permite orientarnos, que hay unas \»células de lugar\» que nos permiten distinguir la cocina del dormitorio, Madrid de San Petersburgo. No sé si esas células sirven para distinguir mi cuerpo del tuyo, tu sorpresa de la mía, mi cansancio del tuyo.
Ultimamente me pierdo bastante, y a veces, no me apetece encontrarme. Al menos, no encontrarme donde ya sé que estoy, sino en quien viaja conmigo. En el momento mágico y en el trivial, mirando por tu ojo lo que el mío ya conoce y al tiempo ignora.
Nunca imaginé que tendría tanta suerte.
Por todo ello, gracias.