Comienza el año astrológico

Los equinoccios se producen, cada año, cuando el Sol está situado sobre el plano del ecuador celeste. Lo que esto significa, a efectos prácticos, es que el día y la noche tienen la misma duración. Astrológicamente, y siendo Aries el primer signo de la rueda zodiacal, el momento exacto en que el Sol se sitúa en esa posición en el mes de marzo, marca el punto 0 desde el que se traza todo el zodiaco.

Este año, el equinoccio de primavera (otoño en el hemisferio sur), se produce el 20 de marzo a las 09:39 horas GMT.

El equinoccio tiene un simbolismo muy arraigado en la cultura popular y en la psique humana. Representa un momento intermedio entre el invierno y el verano, un tiempo donde la luz está aumentando o disminuyendo. En el hemisferio norte venimos de la oscuridad y vamos hacia días de más luz, mientras que, en el sur del planeta, ocurre justo lo contrario.

Todo esto provoca cierta inquietud, altibajos emocionales y cansancio. El cuerpo necesita realizar los cambios necesarios para asumir la nueva energía reinante y no todos hacen la transición a la misma velocidad.

Conviene recordar que este año 2021 está marcado por la cuadratura de Saturno a Urano. Ambos están en signos fijos, lo que augura una cierta terquedad en las opiniones de unos y de otros. Como el aspecto de cuadratura es tenso, lo que se puede esperar es un enconamiento de las posiciones. Todo se polariza y cada cual intenta ver al otro bajo la peor luz posible. Si vemos a Saturno como el conservador y a Urano como el progresista, podemos extrapolarlo a la política o a la vida social. Así entenderemos mucho de lo que pasa alrededor.

Como ya he dicho en otros artículos, este aspecto suele estar relacionado con crisis económicas y es más o menos lo que vamos a ver a lo largo de este ciclo.

Tanto Saturno como Urano son planetas lentos, y lo que sucede cuando dos pesos pesados se encuentran en un tránsito, es que inician una danza muy parsimoniosa, con pasos adelante y atrás, que se prolonga durante meses.

Ahora mismo, ambos planetas están un poco separados, lo cual es bueno, pero sólo se están tomando un respiro. Marte está en trígono a Saturno y, lo que indica que hay una buena energía para todos aquellos que estén dispuestos a poner en marcha ideas basadas en principios firmes, en estructuras que tengan conexión con la realidad. Es un tiempo de concentrarse en objetivos, de pensar cómo crear formas que tengan estabilidad y trabajar duro para hacerlas posibles.

También hay que decir que Marte, desde Géminis, lanza un aspecto complicado a Mercurio. Aquí es posible que los excesos verbales causen más de un problema. Ahora es más probable oír declaraciones grandilocuentes, palabras gruesas y exageraciones. Esto no ayuda a que las relaciones funcionen mejor y tenemos que estar preparados para entender que casi todo lo que estamos oyendo, es ruido y nada más.

Desear que el otro se equivoque en sus decisiones, esperar el fracaso de políticas o de acciones, crear grupos enfrentados, no es sino una forma de precipitar el propio error.

(En el caso particular de España, hay convocadas elecciones regionales en la Comunidad de Madrid y lo que se puede esperar, con Marte justo sobre el ascendente al inicio de la primavera, es un enfrentamiento descarnado que no va a traer nada bueno para ninguno de los contendientes. Y menos para la población de Madrid y para el país en general.)

Desde su posición en los últimos grados de Piscis, Venus viene a dulcificar un poco la potencia del Sol, que entra en el territorio fogoso de Aries. Pero no es mucho lo que puede hacer.

En la eterna lucha entre lo viejo y lo nuevo, lo nuevo va a tomar cierto protagonismo en los próximos meses, incluso es posible que haya un cierto optimismo generalizado. Pero no hay que engañarse, porque la realidad es que lo viejo y lo nuevo tienen que coexistir, tienen que equilibrarse, y ese es el gran aprendizaje de este año. Los extremos no conducen a nada bueno. Las enseñanzas del tiempo pasado se tienen que unir a los deseos para el tiempo futuro. Lo conservador es tan necesario como lo progresista. El invierno tan beneficioso como el verano.

Será difícil navegar en estos tiempos tan polarizados. Entender que cada cual tiene derecho a pensar lo que quiera y que eso no lo convierte en enemigo. Hay demasiados retos por delante para perder la energía en enfrentamientos. ¿Lo entenderemos?