…que mi lámpara a medianoche,
pueda verse en alguna torre solitaria,
desde la que pueda contemplar con frecuencia las Osas,
con Hermes, el tres veces grande, o invocar
el espíritu de Platón para que muestre
qué mundos o qué vastas regiones abarca
la mente inmortal que ha abandonado
su morada en este rincón carnal;
y el de aquellos dáimones que se encuentran
en fuego, aire, agua o bajo tierra
cuyo poder tiene armonía real
con planetas o con elementos.
– John Milton