Para entender lo que viene para todos nosotros en este nuevo año, primero tenemos que echar una mirada atrás, para saber de dónde venimos. Por un lado, 2020 nos ha traído una triple conjunción de Júpiter, Saturno y Plutón en los últimos grados de Capricornio, siendo este un evento de gran importancia que ha marcado todo este año. Como es lógico, no podemos esperar que toda la tensión acumulada se libere de la noche a la mañana en 2021. Tampoco es razonable pensar que los efectos de un parón mundial en la economía no vayan a tener efectos negativos en este nuevo año. Como veremos, la inminente cuadratura de Saturno a Urano, tiene mucho que decir en esto.
La conjunción de Saturno y Plutón que vivimos a principios de 2020, parece tener cierta relación con la propagación de la epidemia, como ya sucedió en encuentros similares de estos dos planetas en el pasado. La unión de Júpiter y Plutón nos ha llevado a reflexionar sobre el poder mundial, la manera en que se ejerce, y las dudas que muchas personas han sentido acerca de cómo nos están tratando los de arriba. Todo eso genera un caldo de cultivo muy propicio para el miedo, pero también para la rebeldía. Una rebeldía que puede acabar siendo violenta.
Los dos planetas más rápidos de ese trío, Júpiter y Saturno, ya están en terrenos de Acuario, lo que indica el comienzo de una nueva etapa que afectará a toda la humanidad, pero de manera muy específica a Estados Unidos y a la Unión Europea. Ambos territorios están entrando en una fase de lenta decadencia, que hará sentir sus efectos en todo el hemisferio Occidental. Y es que China va a ser la gran beneficiada de la crisis del coronavirus.
La energía acuariana está en ascenso, y va a tener un efecto destacado no sólo en los nativos de este signo, sino en la zona Acuario que todos tenemos en nuestra Carta Natal. Júpiter y Saturno auguran crecimiento, pero también la necesidad de orden, disciplina y estructura. Solamente con una mirada consciente y un esfuerzo deliberado, se obtendrán resultados. En general, todos tendremos la oportunidad de desarrollar ideas novedosas, de experimentar con nuevas formas de vivir. No se puede descartar un nuevo impulso humanitario en muchas personas, pero también cierta frialdad emocional. Y es que el pánico que se ha creado en torno a las relaciones personales, al contacto cercano con los demás, dejará huella durante un tiempo en las conciencias.
La conjunción de Júpiter y Saturno en Acuario, del 21 de diciembre de 2020, marca el punto de inicio de una nueva etapa. Después de dos siglos de conjunciones de estos planetas en el elemento tierra (con la excepción de 1980), ambos se reúnen en un signo de aire. Estos dos siglos que marcaron el auge del imperio norteamericano, tomando el relevo del agonizante imperio británico tras la Segunda Guerra Mundial, llegan a su fin. Otros poderes surgirán, y también otras formas de vida se abrirán paso en la sociedad.
Urano sigue su lento movimiento por el signo de Tauro, removiendo las bases del sistema económico mundial. En ciertos momentos recibirá aspectos tensos de Marte, lo que presagia nerviosismo generalizado, o incluso revueltas sociales, como ya hemos visto en 2020. Como ya se está viendo, hay una fuerte imposición para cambiar ciertos aspectos de nuestra relación con el dinero, como la paulatina desaparición del efectivo en los países más desarrollados. Es una forma más de control, y sobre todo, un golpe a los más desfavorecidos y a los países más pobres.
Ahora bien, la posición de Saturno, que hará cuadraturas a Urano durante todo el año, especialmente en febrero, junio y diciembre, nos hace pensar en un tiempo complejo para todos. Este aspecto se ha relacionado últimamente con desempleo, problemas en la economía y escasez en general.
Saturno y Urano hicieron su último contacto importante en 2010, justo en el momento más complicado de la anterior crisis económica. En aquel caso, se trataba de una oposición entre ambos planetas, mientras que ahora ambos han evolucionado hacia una cuadratura. Lo que se puede esperar de este movimiento es una nueva caída en el ciclo de crisis. Es un paso difícil, pero necesario.
Los tiempos se están alineando para un despertar colectivo, o bien, para que un nuevo tipo de dictadura global acabe con toda muestra de libertad. Estamos en la etapa donde cada uno de nosotros tendrá que elegir qué clase de realidad quiere crear. ¿Nos dejaremos guiar por el miedo o por la esperanza? ¿Por el egoísmo o por la generosidad? ¿Por la ignorancia o por la sabiduría? ¿Por el amor al poder o por el poder del Amor?
Como el mundo se enfrenta a retos colosales, medioambientales, poblacionales, energéticos, soy optimista a largo plazo, aunque en el corto, tengamos que soportar los dolores y las sacudidas previas al parto. Tenemos por delante diez años en los que se va a producir un cambio sísmico en nuestra sociedad. Un cambio que depende del trabajo que cada uno haga en su interior.
Volviendo a 2021, el eje de los eclipses se instala ya de lleno en la línea Géminis-Sagitario, lo que implica una oleada de cambios en toda esta zona. Esto impactará de lleno en aquellos que tengan el Sol, la Luna o el Ascendente en cualquiera de estos signos, pero nos afectará a todos en mayor o menos medida, puesto que el eje donde se desarrollan los eclipses muestra una zona de transformación que cada cual vivirá a su manera. A nivel global, estos eclipses nos invitan a revisar nuestras ideas, nuestra forma de expresarnos, de movernos. También la conexión que tenemos con todo aquello que dábamos por sentado: filosofías de vida, religiones, creencias de todo tipo. No hay que olvidar que, para muchos, la ciencia se ha convertido en una nueva religión, y esa fe, como cualquier otra, se está tambaleando.
Este año tenemos cuatro eclipses, dos solares y dos lunares, que se darán en las siguientes fechas:
- 26 de mayo, lunar, en Sagitario.
- 10 de junio, solar en Géminis. Este eclipse afectará zonas poco habitadas del nordeste de Canadá y Siberia.
- 19 de noviembre, lunar en Tauro. Anticipa el cambio de eje que se dará en 2022, hacia Tauro-Escorpio.
- 4 de diciembre, solar total en Sagitario. Afectará a la Antártida.
En torno a ellos, es de esperar una creciente tensión a todos los niveles, social, económico e individual.
La astrología mundial es la tumba donde los astrólogos enterramos nuestra escasa credibilidad. Pero aun así me atrevo a señalar que el año tendrá bastantes momentos de tensión, aliviados por pequeños instantes de respiro. Hay un malestar creciente y la economía y el empleo estarán en un mal momento. Son las consecuencias de todo lo vivido.
Pero hay un terreno que nunca debemos dejar sin cultivar. El terreno de nuestra alma, nuestro jardín interior. Sólo desde una conciencia cada vez más elevada, alejada del miedo, podemos obtener frutos. De un modo u otro, todos estamos ahora heridos y tenemos que buscar el medio de sanarnos. Reconocer el trauma, las zonas de oscuridad. Todo el residuo que el miedo y la ignorancia han dejado en nuestro interior en este 2020.
Y que nadie olvide que los frutos son para compartirlos. Si no somos capaces de mejorar el trocito de mundo que nos rodea, nuestro \»desarrollo espiritual\» será solo una fantasía en nuestra mente. La realidad de lo que eres, tiene que mostrarse cada día, ante cada persona, en cada oportunidad.
Así, 2021 será una gran escuela. Ojalá sepamos ver la luz en medio de todas las circunstancias. Ojalá sepamos expandirla. Casa uno desde su lugar.