Esta mañana me levanté muy temprano para comer algo y así poder tomarme una pastilla. Todavía era de noche, y al mirar por la ventana, me sorprendió ver un punto muy brillante en el cielo.
Ya con las gafas puestas y comprobando la dirección y la hora, me di cuenta de que era Venus, enorme, precioso. Ahora mismo está muy lejos del Sol, y se presenta como el lucero de la mañana. Para los pastores con los que traté en mi infancia, ésta era su estrella, puesto que indicaba la hora para levantarse y ordeñar el ganado. En Astrología, a este Venus se le denomina \»Fósforo\», y está en la fase donde camina por detrás del Sol en el firmamento.
Estos días ha surgido la noticia de que hay evidencias de posible vida microscópica en la atmósfera de Venus. Me llama la atención el escaso interés por el asunto. Aunque es algo endeble. Aunque no tenemos una foto del bichito, y quizás todo sea un error.
Pero de ser cierto, será la noticia más importante de la historia.
En este planeta nuestro, estamos demasiado preocupados por otro bicho. Un bicho que nos puede matar a nosotros, los reyes de la Creación. Nos creemos el centro del mundo, y somos menos que una mota de polvo en el universo. Cómo cambia la perspectiva cuando eres consciente de lo poco importante que son tus preocupaciones.
Desde hace un tiempo tengo la sensación de que nos están preparando para la noticia de que se ha encontrado vida fuera de aquí. Vida microbiana en Marte, en Venus, o en las lunas de Júpiter o de Saturno. Cuando eso se confirme, cuando sepamos la verdad, cambiará radicalmente nuestra percepción. Todo aquello en lo que se basa nuestro mundo, las fronteras, las banderas, las religiones, los egos. Todo eso sufrirá un lento proceso de demolición.
Sólo somos el centro de nuestro propio egoísmo
En la década de 1950, George Adamsky, un tipo que vendía perritos calientes en California, afirmó estar en contacto con los venusinos. Al parecer eran altos y guapos, lo cual no es de extrañar, viniendo de donde venían. Como casi todos los contactos de aquella época, los supuestos habitantes de Venus advirtieron a Adamsky contra las armas nucleares. Sin duda, eran más inteligentes que nosotros.
No sabemos cómo es la vida en Venus. Pero si la hay, será microbiana. Con una temperatura en superficie suficiente para fundir el plomo, no se puede esperar que haya nada más grande que bacterias en su atmósfera. Serán bacterias hermosas. Venus no nos puede defraudar en eso.
Mientras observaba a Fósforo, viajé a Venus pensando en tantas cosas. En la cantidad de astrólogos que conozco que jamás han levantado la vista de los libros para mirar al cielo. En mi propio Venus natal, ubicado en el descendente. En cómo serán esos bichitos que flotan en la atmósfera de Venus. En lo grande e insignificante que es la vida humana. En cuándo seremos conscientes de que en esta Tierra viajamos todos juntos. Y no tenemos otro planeta.
Cualquier día bajarán los alienígenas preguntando por nuestro líder. Temo que nadie les haga caso. Estaremos demasiado entretenidos mirando la pantalla de nuestro teléfono móvil. Demasiado asustados para permitir que alguien se nos acerque.
Sólo llamarán la atención si se atreven a bajar de la nave sin mascarilla.