El otro día leía un maravilloso artículo acerca de la vida de los lobos, un texto dedicado a desmitificar la falsa idea que tenemos acerca del \»macho alfa\». Los machos alfa, venía a decir, no son esos seres hipercompetitivos, agresivos y controladores que nos han hecho creer.
Antes al contrario, los machos de una manada de lobos son líderes tranquilos, que no necesitan demostrar nada y que tienen una discreta seguridad en sí mismos. El lobo alfa sabe lo que tiene que hacer y cuida de los suyos sin aspavientos.
No pude evitar, al leer ese artículo, recordar un comentario oído al pasar sobre la situación en que entra el país (España) con repetición de lecciones a la vista. Alguien se quejaba en la radio: \»nos tratan como borregos\».
Ampliando el foco, el mismo desencanto se advierte en todas partes, en todos los países, cada uno a su manera. No hace falta que recuerde todo lo que he venido publicando, desde la perspectiva astrológica, de un tiempo a esta parte. Son tiempos de cambio y casi nada de lo que brilla es oro.
Pero que nadie se engañe, los que nos gobiernan (que no son esa gente fea que volverá a ensuciar las paredes con sus carteles), los que nos gobiernan de verdad, son muy listos.
El poder nos trata como ovejas porque somos ovejas.
Si actuáramos como los lobos, valientes, libres, si fuéramos seres auténticos y supiéramos cuidar de la manada, el poder cambiaría de manos.
Pero eso no tiene visos de ocurrir, porque pasar de oveja a lobo no es tan fácil. Recuperar nuestro poder personal nos da miedo. Es mejor dejarlo en manos de otros y quejarnos después.
En cuanto a esos que saldrán en los carteles, no me fío de ninguno. A los viejos ya los conozco, y a los nuevos, viendo sus cartas astrales, preferiría no llegar a conocerles. Son la voz de su amo, ambiciosos y corruptibles.
En contra de lo que dijo un representante de la \»nueva política\», ni esa, la política, ni la economía cambian la realidad. Lo que único que puede cambiar la realidad es la conciencia y el amor. Y eso, la conciencia y el amor, es lo primero que se sacrifica cuando se suben los peldaños de la escalera del poder.
Así que por lo que a mí respecta, estoy cansado de espejismos. Prefiero perderme en el bosque, con la manada.