En Astrología, llamamos \»Gran Trígono\» a un patrón energético muy importante. Algunos planetas se sitúan en tres ejes de la carta, ubicados a una distancia de 120 grados y formando la figura de un gran triángulo equilátero. Cada trígono está regido por un elemento.
Ahora mismo, este patrón se está formando en los cielos, y como lo que sucede arriba no es más que una proyección de lo que ocurre en nuestro interior, también hay un trígono de agua dentro de cada uno de nosotros que está buscando completarse. Se trata de un patrón en el que ya participan Saturno en Escorpio y Neptuno en Piscis y al que en breves semanas se unirá Júpiter en Cáncer.
A nivel colectivo, el trígono de agua nos llevará a un tiempo de grandes emociones, en el que nada se opondrá a la verdadera manifestación del Amor. Pero no estoy hablando de un amor pequeño o la simple atracción entre personas, sino del amor sin límites, el amor del alma.
Las emociones antiguas, las cargas afectivas, también estarán presentes en este tiempo, pero se manifestarán para que podamos liberarnos de ellas, para que aprendamos a valorar lo nuevo y a dejar atrás antiguos patrones afectivos que no nos ayudan a crecer. Entender que todo es uno será más fácil, y por eso, las divisiones se vivirán con desgarro.
Es un tiempo de sanación y espiritualidad, en el que caen los límites y en el que todo aquello que no se corresponda con la incondicionalidad, estará en retirada. Las profesiones relacionadas con la curación estarán en auge, así como el arte. Habrá una mayor preocupación social por los que sufren, por los marginados.
Las heridas no sanadas, sangrarán; las que se curen lo harán de un modo definitivo. Los que viven en la negación o en mundos de fantasía, tendrán una buena oportunidad para despertar o para hundirse, porque no hay término medio.
La astrología, no hay que olvidarlo, es una guía, una forma de entender la realidad. Podemos usarla como un medio para crecer o podemos cerrar los ojos y seguir viviendo en la inconsciencia. De nosotros depende.