Júpiter y Saturno son los dos planetas más lentos que pueden ser observados a simple vista. Por este motivo fueron muy importantes en el pasado, y marcan, con sus conjunciones un ciclo muy interesante. Estos dos planetas recibían en la antigüedad la denominación de \»cronocratores\» (\»los que gobiernan el tiempo\»).
El ciclo de las conjunciones de Júpiter y Saturno, que se dan cada veinte años, involucra a los diferentes elementos astrológicos en grandes ciclos de 200 años. En otras palabras, durante dos siglos, las conjunciones están teñidas por un elemento concreto (fuego, tierra, aire o agua), y cambian en el siguiente gran ciclo de 200 años. Los grandes ciclos de los cuatro elementos se unen a su vez para formar el súper-ciclo de 800 años, del que hablaré muy brevemente al final.
Actualmente, en este ciclo, estamos viviendo un momento de cambio de las energías del elemento tierra, que se están transformando en el elemento aire. Este cambio no es inmediato, sino gradual. De hecho, el cambio se viene produciendo desde 1980 y terminará de realizarse en 2020. Así que estamos entrando en el \»final del final\» del cambio.
Sería muy largo explicar aquí paso a paso la conexión entre este ciclo y la historia de Europa y Estados Unidos, pero baste saber que las conjunciones de ambos planetas marcan períodos importantes de la historia.
Por ejemplo, Estados Unidos surgió como nación independiente justo al final del período del elemento fuego (1776), una época que también alumbró la otra gran revolución burguesa, la Francesa de 1789 que cambió la historia de Europa. El nuevo tiempo, que nos ha llevado hasta el presente, se desarrolló en el elemento tierra. Ambas naciones, Estados Unidos y Francia emprendieron una carrera por el dominio territorial de sus respectivos continentes. De las dos, Estados Unidos ha seguido su expansión durante el siglo XX.
Dado que estamos muy cerca del comienzo del ciclo Aire (2020) ¿Hacia dónde se expandirá en el próximo ciclo?
Si pensamos que el Aire representa la mente y la comunicación, no cabe duda de que el nuevo espacio donde intentará expandirse la superpotencia será a través del dominio de la comunicación y la conquista del pensamiento colectivo. De hecho, actualmente ya sabemos que todas las comunicaciones a nivel mundial son controladas por los servicios secretos de Estados Unidos, y la batalla por el control de las mentes se viene desarrollando desde hace mucho (no hay más que ver la velocidad con la que se están asumiendo tradiciones y modos de vida norteamericanos en el mundo). Así que esta tendencia sólo puede ir en aumento.
Los ciclos de la última crisis se pueden rastrear también en este cambio de energías que estamos viviendo, desde lo material a lo mental. En 2017, Júpiter y Saturno harán sextil, un aspecto que indica “oportunidad”. Las elecciones que se van a producir en países claves de Europa (Alemania, Francia, Italia y Holanda), señalarán el camino de lo que está por venir. ¿Se frenará la disgregación de Europa? Hay quien piensa que estamos en el ciclo de la disolución de la Unión Europea.
Para ello hay que analizar un índice (del que escribiré en un futuro para no hacer este relato muy extenso), que es el índice cíclico de Barbault y que ha señalado, hasta ahora, todos los momentos críticos de la historia del continente. Según este índice, Europa y Estados Unidos se precipitan a tiempos oscuros, que llegarán a su punto más bajo en 2022.
En todo caso, creo que estamos entrando en un tiempo donde la hegemonía de Estados Unidos será diferente a lo que hemos conocido hasta ahora. Puede transformarse en algo diferente, o puede reducir su poder a manos de otro poder emergente, que es China. Europa, por su parte, entra también en una época muy difícil.
Y es aquí donde miramos hacia el otro ciclo del que hablé, el súper-ciclo de los cronocratores de 800 años. Si miramos hacia el pasado como una forma de entender el futuro, que es algo que hacemos con frecuencia en Astrología, cabe preguntarse ¿qué ocurría hace ocho siglos, cuando un ciclo como el actual daba comienzo?
A principios del siglo XIII, la Europa feudal vivía un lento renacer espiritual reflejado en las catedrales góticas, pero su peso en el mundo era ínfimo. La gran potencia de Occidente era el Islam, que llegaba a su máxima extensión territorial, aunque comenzaba a perder algunas batallas importantes como la de Navas de Tolosa (1212). Ahora bien, era en Oriente donde se extendía el mayor imperio terrestre que ha existido, el Imperio Mongol. En 1271, los mongoles establecieron la capital de su imperio, es decir, la capital del mundo por entonces, en una ciudad llamada Pekín.
¿Alguna similitud con los tiempos actuales?