Cuenta una antigua leyenda sobre el Rey Arturo y los caballeros de la Mesa Redonda que cierto día, estando todos a punto de comenzar un banquete, el Rey decide que la comida no puede seguir a menos que antes haya ocurrido una aventura.
Quizá por aquello de \»ten cuidado con lo que pides, no sea que se cumpla\», en ese momento se apareció ante todos los presentes una imagen del Grial, la copa mítica con la que Jesús consagró la última cena, cubierta con un velo. Esa imagen pronto se desvaneció, dejando a todos los caballeros atónitos y maravillados.
Gawain se alzó entonces y exclamó: \»Propongo que vayamos todos en busca de ese Grial para desvelarlo\».
Dice el texto a continuación: \»Y pensando que sería una desgracia ir en grupo, cada uno se adentró en el bosque por el lugar elegido, donde más oscuro estaba y no había camino ni sendero\».
Así es como empiezan las aventuras, así se manifiesta el alma. Nos lleva a adentrarnos en el bosque en medio de la oscuridad, sin un camino que seguir porque los caminos conocidos no nos van a llevar ante esa copa. Entramos en busca de algo que ni siquiera sabemos qué es pues lo hemos visto cubierto con un velo. Pero lo que se esconde tras ese velo no es más que la llamada del alma, el deseo profundo, a veces peligroso pero necesario, de dar un paso adelante en la vida. Ese paso hacia el aprendizaje, hacia la experiencia, es lo que nos hace madurar.
Ese es, en definitiva, el Significado.