Dicen que el Rabí Jonás de Chipre sostenía con altivez que:
– La ley es un beso muerto, y todo beso a su vez, no puede evitar ser un transgresor vivido, ya que no sabe lo que hace, desde el momento mismo en que al darse cierra los ojos.
Rabí Meir Juval de Pekín comentaba que por el contrario:
– El beso es un estatuto muerto si desconoce la Ley viva que creó su existencia.
Entonces llegó hasta ellos la hija de Meir Juval de Pekín y le dio un beso a Jonás de Chipre.
– ¿Lo ves? – dijo el defensor del beso -. No sabe leer, y aún desconociendo la Ley me ha besado.
– Te equivocas – respondió el legalista-. Te ha besado, porque yo su padre, le ha enseñado la Ley, que postula cariño y respeto a los mayores.
Cuento Kabalístico que debo a Celia Guerra. ¡Gracias!