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Mira el Alba
Ya es casi Navidad, el tiempo vuela.
La presión de un tren en movimiento,
En las ventanas y con las lámparas encendidas,
las habitaciones de los recuerdos.
Me puse una nueva cara, sobre un vestido de novia,
y entierro el deseo intrépido de tenerte ya.
Hay otra mujer en el espejo, en cuyos ojos no hay temor.
Qué preciosa es tu ausencia en esta bendita ocasión.
En el este avanza el día, no tardará mucho tiempo.
Ver el amanecer nos enseña a sonreír.
Casi parece invitarnos a nacer de nuevo.
Todo comienza, envejece, cambia de forma.
El amor todo lo transforma.
El estado de ánimo de un sueño, con el tiempo se olvida.
Ya es casi Navidad, el tiempo vuela.
Todos a la mesa que se enfría.
Mi padre con su barba postiza y un gorro rojo en la cabeza.
Irrumpe la vida impetuosa, en la urgencia de la perspectiva.
Ya puedo ver los ojos de mi hijo y los juguetes por la casa.
En el este avanza el día, y la noche entrega armas y oscuridad.
Ver el amanecer nos enseña a sonreír.
Casi parece invitarnos a nacer de nuevo.
Todo comienza, envejece, cambia de forma.
El amor todo lo transforma.
Incluso el dolor más insoportable se doma.
Todo comienza, envejece, cambia de forma.
El amor todo lo transforma.
Cuando una flor se cierra en el ocaso, se regenera.
(Como curiosidad, la señora que aparece en dos planos a partir del minuto 3:11 es la madre de Carmen Consoli)