Diosas, clickbait y alineaciones planetarias

Esta mañana, como siempre, me levanté muy temprano y salí al jardín. El sol aún no había aparecido por el horizonte, pero hacia el este se podía contemplar la luna en la última fase del cuarto menguante. Era apenas un arco de plata en el cielo.

Pensé que cualquier persona que hubiera visto esa luna en la antigüedad, estaría contemplando el arco tenso de Diana, la Cazadora.

Y creo que, por un instante, sentí la presencia antigua de la Diosa en su carro de plata, seguida por el ladrido de cien lebreles. A la caza de un ciervo, o de algún desgraciado que se hubiera atrevido a conquistar su eterna virginidad.

Pero toda esa algarabía ancestral quedó sofocada muy rápidamente por el sonido lejano del tráfico. Gente que va a trabajar muy temprano y que ya no puede escuchar el susurro del pasado.

Nadie mira al cielo, y quizás esa sea una de las razones por las que andamos tan perdidos sobre la tierra.

El cielo no es motivo de interés, a menos que se produzca un acontecimiento extraordinario. O eso es lo que se nos quiere vender a golpe de clickbait cada cierto tiempo. De vez en cuando, la red se llena de noticias llamativas que dicen que tal luna llena será la mayor en varios siglos, que veremos un eclipse como nunca ha habido otro igual o que los planetas harán tal o cual movimiento sorprendente. Medias verdades que son la peor de las mentiras.

Todo por un clic.

La moda ahora mismo es hablar de una enorme alineación planetaria. Incluso se nos muestran gráficos con todos los planetas colocados en fila india (una superconjunción) que no tiene nada que ver con lo que ocurre estos días. Cuando lees, si es que lees el artículo, te cuentan que si sales de noche y eres capaz de distinguirlos, podrás ver unos cuantos planetas extendidos a lo largo del cielo.

A lo largo de mi vida he tenido la oportunidad de ver algo así varias veces, lo cual da idea de que el “acontecimiento” no es tan raro. Ni tan importante. Pero sí es hermoso.

Más allá de la ignorancia del periodismo en casi cualquier tema que toca, algo que no nos debe sorprender a estas alturas, yo pienso en la necesidad del ser humano de sentir que vive “tiempos extraordinarios”. Y sin duda, éstos lo son. Pero no por los titulares ignorantes de la prensa, sino por lo que realmente se está moviendo bajo la superficie y sobre ella.

Atontados frente a las pantallas y los reclamos que gritan: “haz clic aquí”, estamos ciegos ante lo que ocurre de verdad. Los cielos nos darían una pista si fuéramos tan humildes como para elevar la vista, y para mirar también alrededor. Para mirar dentro y sentirnos completos.

Lo sagrado sigue ahí, esperando que le prestemos atención. Esperando para darnos sentido y propósito.

Gratis.

Mientras, la diosa sigue su movimiento. Y con ella todos los antiguos dioses, en forma de planetas. Todos ellos esperando para hechizarnos y conquistarnos. Para sacarnos del vacío que se compra y se vende. Para recordarnos que aún podemos ser raptados por lo maravilloso.

Así que cuidado si miras hacia arriba.

La Cazadora no hace prisioneros.

Imagen: Diana como personificación de la noche. Anton Raphael Mengs