Me enseñaste el coraje de las estrellas antes de irte.
Cómo la luz continúa sin fin, incluso después de la muerte.
Casi sin aliento,
explicaste el infinito.
Y qué raro y hermoso es existir.
No pude evitar pedirte que lo dijeras todo de nuevo.
Traté de escribirlo, pero nunca pude encontrar un bolígrafo.
Daría cualquier cosa por escucharte decirlo una vez más,
que el universo fue hecho solo para ser visto por mis ojos.
Casi sin aliento,
intentaré explicar el infinito.
Qué raro y hermoso es existir.
Casi sin aliento,
intentaré explicar el infinito.
Y cuán raro y hermoso es que realmente existamos.
(Gracias por descubrírmela, Pilar.)