Para muchas personas, 2015 significará un fin de ciclo, así como el inicio de una nueva etapa. El acontecimiento más importante, es sin duda, la última cuadratura del ciclo Urano-Plutón, que hemos estado viviendo con intensidad desde 2012 y que para muchos analistas, entre los que me incluyo, está directamente relacionado con la crisis que nos afecta a diversos niveles.
La crisis (que ya había sido adelantada por diversos astrólogos desde principios del siglo XXI), es, como ya estamos observando, no sólo económica, sino ética. Nunca antes se había reclamado tanta transparencia a los poderosos y nunca antes, los comportamientos contrarios al bien público habían recibido un reproche tan severo.
Probablemente no hay más corrupción ahora que en tiempos pasados, pero sin duda, ésta es ahora más evidente. Plutón en Capricornio nos está mostrando lo que está podrido en las estructuras, y esto se hace cada más visible en más y más países donde el poder tradicional ha mostrado su peor cara a unos ciudadanos cada vez más deseosos de reclamar su propia iniciativa.
En el caso concreto de España, 2015 es un año electoral en el que se renovarán una gran parte de los cargos públicos desde la presidencia del gobierno hasta las alcaldías. La primera cita electoral, en mayo, se produce justo después del último encuentro entre Urano y Plutón (en marzo), lo que sin duda promete cambios bruscos y el ascenso de partidos nuevos bajo la promesa del regeneracionismo (Urano en Aires). Dado el calado de la crisis, no es descabellado pensar que esa tendencia pueda continuar en las elecciones generales previstas para final de año. (Aunque no se puede descartar una \»pérdica colecticva de la ilusión\» con respecto a las nuevas opciones políticas hacia fin de año).
Algo similar puede darse en otros países, aunque siempre teniendo en cuenta la idiosincrasia y tiempos electorales de cada nación. En este sentido, México puede vivir aún algún movimiento social como consecuencia de la sombra del eclipse de octubre de 2014 (que coincidió con el punto álgido de la crisis por la desaparición de los normalistas en Iguala).
Entrando ya de lleno en los eclipses, habrá cuatro en 2015. Seguramente el más significativo desde el punto de vista internacional será el de marzo, que coincidirá con el punto final de la cuadratura Urano-Plutón. La sombra de este eclipse cubre toda Europa del norte y puede ser desfavorable para Alemania, que parece estar recayendo en la crisis, con el efecto de arrastre que eso puede tener para las economías más débiles de la zona euro.
El eje de los eclipses va saliendo de Aries-Libra para entrar en el eje Virgo-Piscis. Estos cuatro signos serán los que tengan mejores ventanas de oportunidad para realizar cambios, siempre que sean conscientes de que pueden y deben realizarlos. Pueden hacer borrón y cuenta nueva en los momentos propicios que ahora se indican.
Los momentos energéticamente más poderosos del año se darán en marzo (cuadratura de Urano y Plutón y eclipses), en agosto (entrada de Júpiter en Virgo) y en septiembre (últimos eclipses).
En resumen, 2015 significa el final de uno ciclo de renovación de las estructuras de poder. Pero ahora la cuestión no será cómo se renueva el poder externo, sino cómo conectamos con nuestro poder interior. Quizá haya muchas personas que vivan en la creencia de que basta cambiar de opción política para que todo mejore, y no será así. Los cambios que nos llevarán hacia un renacer (que yo estimo se puede dar hacia 2020), no tienen nada que ver con lo externo, sino con lo interno.
Algo podrido debe dejar paso a lago nuevo dentro de cada uno de nosotros. En 2015, esto lo sentirán con mayor urgencia las personas con el Sol, la Luna o el Ascendente en los signos de Capricornio y Aries, aunque de un modo u otro, nos afectará a todos.
No hay que olvidar, que más allá de mensajes triunfalistas o catastrofistas, la astrología parece sugerir que el invierno de esta humanidad está acabando, pero la primavera no llegará por sí sola.