La Belleza del corazón
es la belleza duradera:
sus labios brindan
el agua de vida para beber.
Verdadera es el agua,
quien la vierte,
y quien la bebe.
Los tres se vuelven uno
aunque un talismán esté hecho añicos.
Esa unidad no la puedes conocer
por medio de la razón.
Rumi – Mathnawi II, 716-718