No resulta fácil hacer un análisis astrológico de un año como 2020, en el que se dan tantas alineaciones y tan importantes. Si hubiera que hacer un resumen, hay que decir que un gran ciclo está acabando, pero existe una nueva conciencia que, muy débilmente, está naciendo. Las tensiones que se van a dar entre lo viejo que se resiste a morir y lo nuevo que viene, son muy fuertes. Ya se están revelando en el plano social y ambiental. Este año lo harán también en la economía. Y no vale mirar para otro lado, ni pensar que lo que suceda no nos va a afectar, porque todos y cada uno de nosotros tendremos que hacernos muchas preguntas. Tendremos que estar preparados para muchos cambios.
La conjunción de varias crisis (ecológica, económica, poblacional, energética, socio-política, etc.) está aquí para todos. Y cada uno de nosotros, en nuestro lugar, tendremos la ocasión de ser parte de las soluciones. O parte del problema.
Ahora voy con el análisis más detallado.
Este año trae algunas alineaciones planetarias muy importantes, que se darán en el signo de Capricornio (y en Acuario a fin de año). Como ya he venido comentando desde hace tiempo, Capricornio iba a adquirir una gran relevancia en los tiempos que vienen. Y aquí estamos. Conviene no olvidar que la energía de Capricornio tiene que ver con el mundo de la política, las finanzas, y con las capacidades de liderazgo, tanto global como localmente. Lo que implican estos movimientos, en un primer apunte, es que los líderes pasarán por un fuerte escrutinio público (aún mayor). No olvidemos que la energía de Capricornio está sufriendo un período de purificación, así que la separación entre el “pueblo” y los dirigentes, se hará más grande. En el plano económico y financiero, no se pueden esperar buenas noticias. No es buena idea endeudarse ni hacer grandes inversiones en este momento.
A nivel planetario podemos esperar más problemas por un clima cada vez más extremo, a lo que se pueden añadir movimientos sísmicos intensos.
Los tres protagonistas planetarios del año son Júpiter, Saturno y Plutón, que realizarán varios encuentros en los cielos capricornianos. A final de año, esos encuentros se darán en territorio de Acuario, que es un signo que va a adquirir un gran protagonismo en el futuro cercano. Marte estará lanzando aspectos guerreros hacia esa triple alianza en sus dominios de Aries, desde agosto hasta diciembre. Esto indica que la segunda mitad del año va a ser más complicada que la primera. Ya nadie duda de que la economía se va a resentir seriamente a nivel global, y sólo podemos desear que esto no desemboque en conflictos.
No creo posible un conflicto abierto entre China y Estados Unidos a corto plazo (los dos tienen mucho que perder), pero sí mucha desconfianza que será perjudicial para todos nosotros. Sí podemos temer una escalada entre EE.UU. e Irán. Esperemos que no conduzca a un enfrentamiento, donde Irán, pese a ser el contendiente más débil, tiene medios sobrados para causar un daño global. Si hay un conflicto con Irán, podría ser hacia mitad de año, aunque confiemos en que no ocurra nada.
El eje de los eclipses está sobre el eje Cáncer-Capricornio, aunque durante este año empezará a desplazarse hacia Sagitario-Géminis. Y tenemos nada menos que seis eclipses en perspectiva, de los cuales, dos serán solares y cuatro lunares. Habrá tiempo para ir analizando cada evento, pero para ir adelantando ideas, los eclipses solares tocan por un lado a Irán, India y China, y por otro lado, al cono sur americano. En particular, la recurrencia de eclipses sobre Argentina en los últimos tiempos indica que ese país corre un serio riesgo de desestabilización. El caso de Chile es digno de destacar, puesto que ya fue activado por eclipses en 2019. De ser un país aparentemente tranquilo, Chile ha despertado en protestas sociales, que sólo son un primer paso a fuertes cambios que se producirán en 2020. En general, toda América del Sur va a vivir fuertes convulsiones sociales (como ya estamos viendo) y quizás naturales.
Las alineaciones de Júpiter y Saturno se dan cada 20 años y suponen un período crítico para Estados Unidos. El país norteamericano está entrando en una fase de decadencia que va más allá de la crisis económica que ya está en marcha. Como dijimos hace tiempo, la misma elección de Donald Trump era una señal de debilidad. Todas las sociedades en declive recurren a líderes “fuertes”, que pretenden “hacer grande de nuevo al país”. Pero esa estrategia de negación sólo sirve para aplazar los cambios necesarios. El ciclo 2020-2024 va a ser muy complicado para esa nación, que culmina un ciclo de expansión que ha durado 200 años. El destino de Estados Unidos está unido al de México, y si no hay una mejoría en las relaciones en estos cuatro años, será México quien cambie el rumbo de su vecino del norte.
A corto plazo, no son buenas noticias para occidente. A medio y largo plazo, hay que entender que estamos entrando en una nueva etapa, un replanteamiento de las propias bases de nuestra civilización, tanto en lo social y económico, como en la relación con nuestro planeta. A nosotros nos toca protagonizar el inicio de esos cambios, que sólo fructificarán en generaciones posteriores.
China tiene el viento más a favor, pero las turbulencias mundiales pueden afectar a este país, que es un gigante con pies de barro. A partir del eclipse de junio empezaremos a ver algunos problemas en una nación que necesita seguir creciendo para evitar conflictos sociales. China tiene más interés en el comercio que en el conflicto. Trabaja a largo plazo, a diferencia de Occidente, y en pocos años tendrá la hegemonía mundial, aunque no por mucho tiempo. En este año hay que tener la vista puesta en este país y en una de las zonas más calientes del planeta de la que se habla muy poco: el Mar de China de Meridional y la isla de Formosa (Taiwán).
Rusia es el único país, entre los grandes, que no necesita de casi nadie para salir adelante. Tiene recursos sobrados y una cifra de población bastante reducida. Las cosas van según sus intereses en dos conflictos que tiene abiertos: Ucrania y Siria. Pero también hay señales de que su tecnología no funciona tan bien como ellos desearían.
La Unión Europea sigue en su camino hacia la irrelevancia mundial. Dentro de ella España, puede esperar un cierto desbloqueo en la situación política (no queda otro remedio). Pero son tiempos de crisis y división.
En resumen, estamos entrando en un tiempo de cambio global muy intenso, donde algunos despertarán y otros querrán seguir viviendo en un mundo de sueños mientras puedan. Los grandes poderes tienen sus agendas acerca de adónde nos quieren llevar, pero ¿nos dejaremos llevar?
El Despertar es siempre un acto individual, pero que tiene repercusión en lo colectivo. Cada uno elige. Tú eliges.
A lo largo de este año tan importante, iré añadiendo más información y análisis, tanto en lo global como en el plano más cercano a todos nosotros.
Y próximamente, información específica para cada uno de los doce signos del zodiaco.