Sin duda, el acontecimiento del año es el comienzo de la presidencia de Donald Trump en Estados Unidos, que tendrá un efecto definitivo en las relaciones internacionales. Ya que, por mucho que el presidente electo tenga intención de centrarse en los asuntos internos de su país, Estados Unidos tiene un peso demasiado acusado en el mundo como para que un presidente pueda desentenderse de los diversos frentes que tiene abiertos en todo el planeta.
Trump es un hombre nacido bajo el signo de Géminis, con la Luna eclipsada en Sagitario y un Ascendente justo en el límite entre Leo y Virgo. Su Sol está en estrecha conjunción a Urano, lo que nos presenta a un personaje rupturista, acostumbrado a seguir su propio camino y poco dado a la negociación. A Trump le gusta sorprender, atacar por donde menos se le espera y sin duda traerá muchas sorpresas (su propia recorrido hasta la presidencia es una sorpresa). Su temperamento es irritable y puede traer de cabeza a sus colaboradores por sus salidas de tono.
Marte cerca de su ascendente refuerza esta idea. Trump es un guerrero, un exhibicionista, alguien al que le cuesta entender sus emociones y poco dado a la auto-observación (como él mismo ha reconocido). Curiosamente, como suele suceder con las personas que carecen del elemento Tierra, puede ser materialista en extremo, pero también es capaz de hacer muchos planes en el aire, sin base. No hay que olvidar que, pese a haber nacido millonario, se las arregló para arruinarse a finales de la década de los 80.
Según algunos astrólogos, ha entrado en la presidencia en un periodo favorable para él, pero el desarrollo de su mandato puede hacer que se apague su estrella. Por mi parte considero que puede verse superado por los acontecimientos que él mismo ayude a crear, y está por ver si tiene el temperamento necesario para un cargo que requiere mucha capacidad de negociación. El hecho de carezca completamente de experiencia política (es el primer presidente de la historia con esas características), a pesar de haber sido un punto a su favor entre sus votantes, no lo es a la hora de dirigir un país.
Si pensamos, como yo creo, que nadie llega a un cargo de esa trascendencia sin que aquellos que gobiernan de verdad, \»le den permiso\», habrá que preguntarse si Trump es un personaje útil al sistema (como hubiera sido Hillary Clinton). Trump permanecerá en el poder mientras sea útil y manejable. No hay que olvidar que en caso de muerte, incapacidad o destitución, el vicepresidente toma el mando. Y ahí tenemos situado a un individuo que parece la antítesis de Trump, Mike Pence.
Mike Pence es otro Géminis, pero muy diferente a Trump. Aunque de talante ultraconservador, es un hombre más dialogante, previsible, poco dado a las estridencias y con experiencia política. Ademas es extremadamente ambicioso. Por desgracia, carecemos de los datos completos de su natalidad como para poder hacer un juicio completo del vicepresidente.
Mi intuición es que a Trump se le pondrá a prueba muy pronto, quizá durante 2017, y dependiendo de su reacción, continuará o se buscará la forma de relevarlo, cosa que no es la primera vez que sucede. Un presidente que no sea útil al sistema económico que rige el mundo, difícilmente puede tener un largo mandato.
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